Los hechos ocurridos en la primavera de Praga de 1968
marcaron un antes y un después dentro del bloque comunista soviético. El
movimiento tuvo un gran apoyo estudiantil, donde se promovían un
conjunto de medidas populares que culminaron con la invasión rusa.
La Primavera de Praga de 1968 es uno de los hechos que han
marcado la historia de la antigua Checoslovaquia, comenzando con una
revuelta estudiantil que continuaba lo ocurrido con el conflicto del
mayo francés.
Los incidentes sucedidos en la capital checa, fueron los primeros
indicios de la crisis soviética que se concretaría varios años más tarde
y acabarían con la desintegración del bloque.
Desde el año 1948 Checoslovaquia estaba bajo un estricto régimen
comunista que culminó con la primavera de Praga de 1968, momento en el
cual asume como presidente Alexander Dubcek y como consecuencia de ello
se anunció un paquete de medidas trascendentes.
Este proceso de cambio fue un intento de un comunismo con mayores
beneficios para el pueblo y el progreso del país, intentando llevar
adelante los deseos populares, atendiendo todos los reclamos más
urgentes y sus causas fundamentales.
El presidente entrante era el secretario del partido comunista
checo, quien avalado por los estudiantes y los intelectuales, intentó
llevar adelante una serie de transformaciones que no fueron bien vistas
por parte del régimen soviético.
La primavera de Praga es considerada como un
intento de realizar un sueño que perseguía un país ideal, el cual se vio
truncado por la invasión sufrida por parte de los soviéticos que no lo
toleraron.
Si bien fue una movida pacífica en sus inicios, culminó con un saldo
de varias personas muertas, en su gran mayoría jóvenes estudiantes que
apoyaban al nuevo presidente.
Ante la invasión rusa se le impusieron dos fuertes medidas a
Alexander Dubcek, por un lado que no se acepten las resoluciones del XIV
Congreso Nacional y como segunda orden se mantenía la ocupación militar
en territorio checo.
Hay que tener en cuenta que el proceso vivido durante la primavera
de Praga fue en plena época de la guerra fría, por lo que este intento
de liberación política era muy difícil que se concrete, ya que habían
demasiados intereses en juego.
Hay que comprender que Checoslovaquia se encontraba en un punto
geográfico estratégico dentro de Europa Central, por lo que era una
región que los soviéticos no podían dejar que se independice en ese
momento.